Cómo controlar las emociones negativas

Cómo controlar las emociones negativas

Todas las personas, en algunos momentos de nuestras vidas, experimentamos emociones negativas como pueden ser la tristeza, la ira o la ansiedad. Sin embargo, cuando estas emociones se vuelven intensas o persistentes, pueden afectar de manera notable a nuestra salud mental y bienestar general.

Saber controlar esas emociones y recuperar el equilibrio emocional es algo fundamental para nuestra felicidad.

Como psicóloga profesional en Bilbao tengo amplia experiencia con esta problemática, y he tratado con muchos pacientes que necesitaban de ayuda y orientación para ejercer ese control y conseguir una armonía emocional.

Existen estrategias efectivas que pueden seguirse para lograrlo, y en este post hablaremos de ellas.

Qué son las emociones negativas

Las emociones negativas son estados afectivos desagradables que experimentamos como respuesta a situaciones o pensamientos que percibimos como amenazantes, dañinos o insatisfactorios.

Presentan estas características principales:

  • Desagradables: Generan malestar, incomodidad o sufrimiento.
  • Adaptativas: Nos alertan sobre peligros y nos impulsan a actuar para protegernos.
  • Subjetivas: Varían en intensidad y duración según la persona y la situación.
  • Complejas: Pueden combinarse y mezclarse entre sí.

Emociones negativas comunes

Entre las emociones negativas más comunes que sufrimos podemos encontrar las siguientes

  • Miedo: Surge como respuesta a una amenaza, que puede ser real o percibida.
  • Tristeza: Sentimiento de pérdida, decepción o desesperanza.
  • Ira: Es una reacción ante una injusticia o frustración. Suele ir acompañada de agresividad.
  • Culpa: Es el sentimiento de responsabilidad generado por la sensación de haber causado un daño.
  • Vergüenza: Sentimiento de humillación o ridículo.
  • Ansiedad: Preocupación excesiva por el futuro.

Funciones de las emociones negativas

La realidad es que el objetivo no debería ser eliminar todas nuestras emociones negativas, ya que pueden ser útiles y necesarias. Tienen que formar parte de nuestra experiencia y deben ser aceptadas.

Por ejemplo, el miedo debe ser percibido como una advertencia. La ausencia de miedo puede hacernos entrar en la inconsciencia y en ser irresponsables ante los peligros.

Como se suele decir, el verdadero valor no consiste en no tener miedo, sino en saber enfrentarse a él y controlarlo.

Por tanto, las emociones, y también las negativas, cumplen una serie de funciones.

  • Protección: Nos alertan sobre peligros, impulsándonos a evitarlos.
  • Motivación: Nos llevan a cambiar situaciones insatisfactorias.
  • Comunicación: Son una forma de expresar nuestras necesidades y sentimientos a los demás.
  • Autoconocimiento: Pueden ayudarnos a comprender nuestros valores y límites.

Consejos para el control de las emociones negativas

Existen unas pautas y pasos para el control de las emociones negativas. A modo de orientación, y de manera genérica, puedo darte aquí una idea general.

Recuerda que controlar las emociones negativas es un proceso continuo y no se logra de la noche a la mañana.

Sé paciente contigo mismo y celebra tus progresos.

1. El primer paso es reconocerlas

Es muy importante identificar y poner nombre a la emoción que estamos experimentando. Prestando atención a lo que sentimos, y etiquetándolo, podemos reconocerlo y verlo en perspectiva de cara al futuro.

2. Aceptarlas

Aceptar que esas emociones están ahí, y que pueden surgir, va a permitirnos sentir la emoción sin juzgarla ni resistirnos a ella.

3. Comprenderlas

Una vez identificadas y aceptadas, podemos acabar detectando y sabiendo qué es lo que las provoca y en qué situaciones y ambientes suelen ocurrirnos.

De esta forma, reflexionaremos sobre sus causas y significado.

4. Expresarlas

Nos puede ayudar mucho el comunicar nuestras emociones de forma asertiva y saludable.

Una persona que escucha cómo nos sentimos, nos apoya, nos consuela, etc., va a generar unas sensaciones positivas y una confianza en nosotros.

5. Regularlas

Utilizar estrategias para reducir la intensidad de la emoción. Por ejemplo, si tenemos ataques de ira, podemos ver que nos conviene tomarnos un tiempo de pausa y contar hasta diez antes de actuar, liberar tensiones con ejercicio físico, emplear técnicas de respiración profunda que nos relajen…

6. Buscar ayuda

Siempre es muy importante consultar a un profesional si las emociones negativas son intensas o persistentes.

Va a proporcionarte las herramientas que necesitas para manejar esas emociones que te incomodan.

Si necesitas ayuda para controlar tus emociones, puedo ayudarte. Identificaremos el problema y elegiremos la solución apropiada, como talleres específicos para la gestión de ansiedad, la relajación, la amaxofobia, o terapias personalizadas.

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